En nuestra sociedad, muchas personas compran un perro como quien compra un juguete (o para figurar con su ostentosa raza), desechándolo una vez que se aburre. Algunos tienen a sus mascotas todo el día encerrados, sin ni siquiera sacarlos a dar una vuelta a la manzana: un atentado a su vida perruna, amante de la libertad y del juego. Injusto es este trato a nuestros grandes compañeros, que casi desde nuestros orígenes nos han ayudado facilitándonos la caza de alimento (gracias a su buen olfato y oído), la guía de ovejas y ganado, la pesca, la protección del hogar y brindándonos su cariño y fiel compañía.
Si tienes una mascota y la quieres, hazte responsable de sus cuidados y enséñale a convivir con tu familia. Si no tienes dirígete la Sociedad Protectora de Animales y adopta un perrito, o sal a la calle, y encárgate de hacerlo feliz, bríndale salud y un hogar amoroso, de esta manera evitarás su muerte y sufrimiento.
Recuerda que si tienes una mascota, ésta no es tuya, sino que tú eres su amparador responsable y debes amarla y respetarla; su vida pertenece a la vida, y no le puedes privar de libertad, pues es tu deber protegerla.
¡Hay miles esperando por ti!